miércoles, 18 de junio de 2008

viernes, 13 de junio de 2008

Miembra

Ante todo, perdón por fusilar la noticia de aquí, y perdón a D. Alfonso Guerra y a D. Javier Marías por modificar sus nombres para este experimento.

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Guerro cree que imponer que se diga 'miembra' es «perder la tiempa»
La ex presidenta y la escritora Javiera Marios criticaron el propuesto del ministro Aída

13.06.08 - AGENCIOS

La presidenta del comisiono constitucionala de la Congresa, Alfonsa Guerro, manifestó ayer que «si un élite quiere imponer» al sociedad que se diga 'miembra', está «perdiendo la tiempa, y haciéndosela perder a las demás». La ex presidenta de la Gobierna se refería así al propuesto del ministro de Igualdad, Bibiano Aída, de incluir el palabro 'miembra' en la diccionaria del Real Academio (RAE), después de que utilizara esta términa en su primer comparecencio en la Congresa de las Diputadas.


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Podría seguir cambiando el género a todas las palabras del resto de la noticia, pero creo que no es necesario y espero que con este párrafo se haya captado la idea. Como dice el señor Guerra, la lengua evoluciona de acuerdo con cómo la hablen los habitantes a lo largo del tiempo, pero es estúpido tratar de imponer una palabra determinada, cosa que, como también se comenta más adelante, ni siquiera hace la Real Academia, que se limita a aconsejar.

Como curiosidad resultante del experimento, aparece "incluir el palabro miembra", que creo que no precisa más comentarios.

Este tema de la lengua creo que me trae de cabeza desde que hace años, a alguien se le ocurrió utilizar el símbolo arroba (@) para referirse simultáneamente al género masculino y femenino. Ni idea de cómo se pronunciaría, aparte de la cantidad de errores en el lenguaje que implica un invento como ese, introducido sin reflexionar lo más mínimo. Me temo que soy incapaz de encontrar un par de artículos (creo que uno del propio Javier Marías y otro de Arturo Pérez-Reverte) donde ya trataron el tema con mejor redacción (no por nada se dedican a escribir). Animo a mis escasos lectores a que me pasen los enlaces si ellos los encuentran.

Lo que más rabia me da es que este tipo de iniciativas, al igual que la ahora propuesta por la ministra, no sirven absolutamente para nada, salvo para desviar la atención de los problemas que hay que resolver. Muchas personas dicen además que la sociedad actual es machista y no les quito la razón, pero es que la feminista no se limitaría a conseguir una igualdad, sino que reclamaría la superioridad por encima del hombre, con lo cual estaríamos ante la misma basura.

Ya el invento de un Ministerio de Igualdad me parece absurdo, pero bueno, démosle sel beneficio de la duda para ver si con el tiempo consiguen llevar a cabo proyectos útiles. Pero por favor, y esto no va sólo por el ministerio, sino por los políticos en general: déjense de hacer cosas que no llevan a ninguna parte y dedíquensé a resolver los problemas reales de los ciudadanos.

P.D.: También pueden atenerse a las consecuencias cuando empecemos a hacer chistes sobre miembras.

P.D. 2: ¡Eureka! Aquí el artículo de Javier Marías - "Narices con poco olfato", y aquí uno de Arturo Pérez-Reverte "Aceituneros y Aceituneras", que aunque no estoy totalmente seguro de que sea precisamente este, también trata el tema.

lunes, 2 de junio de 2008

Riesgo Extremo

Si hay algo que me molesta sobremanera es la falta de educación de la gente hoy en día. Como sigamos evolucionando así, esto se va a convertir en algo como el salvaje oeste. Al final seguro que todo el mundo acabará yendo armado por la calle y la ley del más fuerte solucionará los enfrentamientos.

El mayor problema es que mucha gente no sabe disfrutar de la libertad sin molestar a los demás. Frases tan manidas como "más que libertad, lo que hay es libertinaje" y "mi libertad termina donde comienza la tuya", para mí siguen teniendo todo el sentido.

Sé que cada persona puede tener una visión totalmente diferente a otra de la libertad, pero yo creo que aplicando el sentido común no es muy difícil adaptarse a convivir. Algunas veces tendrá que ceder una parte y otras la contraria, o al menos sería lo ideal. En general, siempre hay un sector que cede más que otro puesto que dependerá de su mentalidad más negociadora o más inflexible.

Esta entrada no me va a hacer popular, sino más bien al contrario, pero viendo el pasotismo y la soberbia que muestra la gente hoy en día, me apetecía comentarlo al menos. Además, no es la primera vez que me pasa, pero es posible que no haya muchas más ocasiones, porque no sirve de nada actuar como lo hice.

Ya voy al grano: el fin de semana pasado volvía a casa en el metro, cuando entraron dos chavales de unos 17 años y se sentaron un par de filas de asientos más allá de donde yo estaba. Uno de ellos llevaba un reproductor de música a todo volumen, de modo que iba compartiendo sus gustos musicales con todo el vagón.

Como digo, no era la primera vez que ocurre algo así, de hecho se ha convertido en una costumbre bastante extendida lo de ir con el móvil o el reproductor de turno a toda pastilla. También está de moda formar corrillos sentados en el suelo del metro, o llevar sus bolsas con sus bebidas para irse haciendo los cubatitas mientras viajan, a todo esto no hablándose entre ellos, sino gritando para imponer sus opiniones sobre los demás, y con un lenguaje en el que los tacos forman la mitad de su vocabulario.

En el vagón viajaba más gente conmigo aparte de los chicos con la música a toda pastilla. Transcurrieron varias paradas sin que nadie dijese nada. Entonces el que llevaba la música levantó los pies del suelo y se tumbó, ocupando varios asientos.

Me levanté, caminé hacia él y le dije: "perdona, ¿te importaría bajar la música?". Levantó la vista, me miró y seguramente porque con el chunda-chunda no me oía, contestó: "¿eh?". Repetí mi petición, algo modificada: "Que si te importa quitar la música. Y ya si quieres, te tumbas también".

Volví a mi sitio mientras él bajaba los pies de los asientos y quitaba la música. Me contestó: "¿es que te molesta que me siente aquí?", a lo que le respondí: "que te sientes no, que te tumbes sí". En ese momento el otro chico que iba con él, al que yo casi no había visto, se levantó y me dijo algo que no entendí. Le pregunté lo que decía y repitió algo de "joer, si te molesta nosequé nosecuantos". Soy duro de oido, pero relamente da igual si el segmento que no escuché fuera "te jodes" o algún balbuceo raro. Pasó por delante de su colega y le dijo: "vente pa'cá" y se fueron con la música a otra parte.

Hablándolo con la familia después, está claro que no merece la pena molestarse en decir nada, puesto que incluso te arriesgas a que se cabreen y te intenten pegar o algo. Asco educación.

Como medidas "creativas" para momentos como este, se me ocurrieron algunas:

  • Poner en mi móvil la música a toda ostia también. Ventaja: se fastidiaría porque no escucharía su música. Inconventiente: no quiero yo también fastidiar al resto del vagón.
  • Variante de la anterior: poner la música en mi móvil y acercárselo a la oreja todo lo posible, para que vea que fastidia. Ventaja: la sorpresa. Inconventiente: método pelín agresivo.
  • Levantarme y decir a voz en grito: "Muy buenas noches, señoras y señores. Perdonen que les molesten... Siento mucho que no haya hilo musical como en la renfe, pero si nadie les dice nada, estos seguirán poniendo su música, invadiendo su espacio físico y auditivo. Después vendrán más y más. Espero haberles hecho reflexionar un poco. Muchas gracias.".