martes, 18 de noviembre de 2008

Estamos de Aniversario

O al menos eso parece por las fechas, ya que hace prácticamente un año justo desde el incidente anterior. Algún hijo de Lagrange-Putin ha decidido que por esta época del año, mi coche se convierte en un mercadillo de piezas de repuesto.

El año pasado me doblaron la puerta del conductor para abrirla y llevarse el radio-CD. Desde entonces, la música que escucho viene del altavoz del móvil. Parezco un puñetero reggaetonero con el móvil a todo trapo, pero no estaba dispuesto a poner otra radio para que volvieran a llevársela.

Pero lo de hoy yo creo que pasa de castaño oscuro. Se me han llevado el catalizador. Algún desgraciado (o más de uno, según opiniones recogidas) se ha metido debajo del coche a plena luz del día, ha desenroscado un lado del aparato y luego ha doblado el tubo del escape hacia el lateral del coche para terminar su trabajo más cómodamente, no se fuera a deslomar allí debajo.



Nunca hasta ahora había tenido que llamar a la grúa. Y mira que uno de mis temores era que el coche me dejase tirado en cualquier momento, porque ya es muy mayor, y no me atrevía a hacer viajes muy largos con él por si acaso.

La verdad es que soy gilipollas, porque las dos veces que me han jodido el coche estaba aparcado en el mismo sitio. Debe ser un lugar fácil para ellos y casi nunca he visto pasar a la policía, salvo que les hayan llamado por algún altercado. De verdad que me gustaría ver cómo lo hacen, porque me parece increíble que nadie lo haya visto y que salgan andando con una pieza de coche como si tal cosa. No me cabe en la cabeza.

Y después dicen que exagero cuando pienso en comprar un pastor eléctrico y enchufarlo a la carrocería del coche para ir matando a los hijos de puta que se dedican a joder los coches de los demás.

Como persona civilizada que se supone que soy, no puedo desearles la muerte. Me bastaría con ver cómo se retuercen en el suelo después de darles una patada en los cojones. Cada día. Hasta que me aburra. Y luego si hay alguna posibilidad de que le explote la pieza o el motor en la cara, mejor. Y si acaso le explota el motor en la cara mientras le doy una patada en los cojones y le veo retorcerse en el suelo, ya sería la ostia.

Quería aprovechar la ocasión para agradecerle a los ladrones el haberme proporcionado otra maravillosa noche de insomnio. Por lo menos esta vez no duermo por alguna razón concreta y no por vaya usted a saber lo que me ocurre. Gracias. También pido un aplauso para ellos por hacer que no consiga quitarme el resfriado de encima, ahora que estaba a punto.

Lo malo de la avería no es sólo el dinero, que me imagino que esta no va a ser barata, sino el estropicio que hacen y el hecho de dejarte sin coche. Es probable que lo arregle, aunque seguro que me van a sablear. Pero uno se hace dependiente de él y aunque no me lo vuelva a llevar al trabajo (o al menos no todos los días), la comodidad que te da para ir a hacer la compra o desplazarte vale mucho.