lunes, 25 de septiembre de 2006

Oportunidad Cero

El día que decidí abrir esta página, llevaba ya un tiempo sin mucho trabajo entre mis manos. Estuve varias jornadas ocupando parte de mi horario en descubrir nuevas bitácoras y leer todo lo que encontraba. Busqué un poco entre las diferentes plataformas para publicar y al final me decidí por esta para empezar a trastear.

Cinco minutos después de registrarme, uno de mis jefes vino a asignarme nuevas tareas. Si bien es cierto que agosto había terminado y con él, las vacaciones de la mayoría, el evento podría haber ocurrido en un intervalo de varios días alrededor de cuando pasó.

Cuatro años atrás, en pleno crash del sector informático, estaba en la oficina de una empresa anterior, desocupado también porque la empresa cliente había decidido «prescindir de nuestros servicios». Tras varias entrevistas para intentar entrar en otros clientes, ninguno de los cuales se acercaba a mi perfil profesional, estaba claro que el mercado se movía menos que los ojos de Espinete. Llevaba ya varios meses en aquella tesitura, revisando constantemente las ofertas de InFollobs cuando se me ocurrió que, para aprovechar el tiempo, podía aprender a desarrollar software para otras plataformas diferentes a las que habitualmente utilizaba. Me apetecía tener un asistente personal (PDA) y explorar sus posibilidades. Pregunté al chico que se encargaba de suministrar el hardware a mi empresa y en unos días conseguí mi HP Jornada 545 por lo que a mí se me antojó un buen precio: 180 lerus (viendo que las PDA más modernas estaban en torno a los 500). Al día siguiente, el contable de la empresa me comunicó mi finalización de contrato «por amortización del puesto de trabajo, al encontrarse la empresa en dificultades económicas». Bien, majete, bien, gastándote treinta mil pelas el día antes de tu despido.

Por suerte, las cagadas no han sido excesivamente grandes y casi todas las consecuencias se han podido arreglar. De todas formas, ya me gustaría a mí tener ese sexto sentido que parecen tener muchas personas. Y no me estoy refiriendo a «en ocasiones veo muertos», sino a detectar el tufillo que desprenden algunas decisiones, señal inequívoca de que la caca se acerca.

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