miércoles, 23 de enero de 2008

FixPack v2

Llevaba tres meses de espera y los dolores nunca se habían llegado a apagar, así que confiaba en que el médico me dijese algo definitivo, ya fuera que tenía que seguir esperando porque la recuperación era así, o que me tenían que operar o poner algún tratamiento.

No ha sido una sorpresa: Como me imaginaba, me van a tener que volver a operar. El pasado miércoles me tocaba revisión médica y para allá que me fui. En ocasiones anteriores aquello fue llegar, pedir número y en media hora ya estaba atendido. Tampoco es que haya habido muchas ocasiones anteriores: sólo dos, la primera de ellas a los dos días de la operación y la segunda pasado un mes.

Pero esta vez prometía: Nada más llegar, 15 minutos antes de la hora que me habían dicho, la sala de espera estaba casi llena. Es un pequeño habitáculo con capacidad para unas 50 sillas, calculando a ojo. Está compartido para todas las consultas de la zona, pero las otras veces no llegué a verlo tan lleno.

Media hora después de lo que se suponía que empezaba la consulta que me correspondía, apareció en la pantalla el primer número. El segundo número tardó en aparecer una hora de reloj. Yo tenía el número cinco y ya eran casi las once de la mañana, así que ya estaba flipando, porque pensé que a esa hora ya estaría de camino hacia la oficina.

Me imagino que nada más empezar la consulta, el médico debió bajar a atender alguna urgencia o algo por el estilo, porque sino no me explico tanto retraso. Después, los números anteriores al mío se sucedieron cada veinte minutos aproximadamente.

Por fin me tocó entrar y cuando me preguntó qué tal estaba, le dije claramente que me seguía doliendo y que no me parecía normal. Efectivamente vio que estaba cicatrizando mal, el diagnóstico fue rápido y pronto estaba rellenando los documentos para solicitar la nueva operación.

El "sistema informático", super moderno, consisitió en imprimir una hoja con mis datos repetidos un montón de veces, como si fuesen etiquetas, pero en un folio normal. Después fue doblando el folio y cortando los trocitos con mis datos impresos con sus propias manos, así unas cuatro o cinco veces. Utilizó cada una de las "etiquetas" para adjuntarla a un documento diferente, uniéndolas con una grapa. Mira que lo de imprimir los datos en un folio me parece cutre, pero lo de no tener siquiera unas tijeras, me parece de risa.

Me dijo que fuese con los documentos "a donde había ido la otra vez" a solicitar la cita con el anestesista. Me despedí, salí al pasillo y esto es lo que vi:


Eso, eso, tú dame pacientes, que yo los atiendo y me cepillo el presupuesto de Sanidad.

Menuda vergüenza, tanto derivar pacientes a la sanidad privada, si está igual de masificada que la pública y encima no cumplen los plazos, se equivocan igual que todos y no tienen los mismos medios. Y lo mismo el plan de "la Espe" podría ser colapsar la sanidad para después privatizarla. En fin...

Una vez llegué "a donde había ido la otra vez", después de esperar mi turno me dijeron que no era allí y me indicaron cómo llegar. A poco me salgo del hospital por una puerta trasera antes de encontrar el despacho. La mujer que me atendió me dio cita para que el 6 de febrero me viese el anestesista.

Por cierto, que el jefe todavía no sabe que me van a operar, que primero se agobia él y luego me lo pasa a mí. Ahora vais y lo cascáis.

No hay comentarios: