lunes, 4 de febrero de 2008

Como Oses, Meterás la Pata Irremediablemente, Zoquete

El título de esta entrada bien podría ser "Compiz, o por qué ser lógico cuando puedes volver loco al usuario". Tampoco quiero ser duro con los desarrolladores, que hacen un trabajo magnífico. Segurantente la culpa ha sido sólo mía; a menudo soy bastante zoquete para entender los conceptos. Más adelante explicaré mis razones para quejarme, pero ahora intentaremos ver las vueltas que he dado trasteando con Compiz Fusion.

Dado que la última versión de Ubuntu (Gutsy Gibbon) permite instalar de forma bastante sencilla este entorno gráfico, me apetecía activarlo porque ya lo había probado con la distribución live-cd kororaa y lo que había visto me dejó alucinado. Cualquiera que tenga ganas de hacerse una idea de lo que estoy hablando, no tiene más que buscar "Compiz" en youtube o similar para verlo.

Para activar Compiz en Ubuntu 7.10 en teoría bastan un par de pasos:

1.- Ir al menú Sistema > Preferencias > Apariencia, pestaña Efectos Visuales y establecer un nivel diferente de "Ninguno". Si tenéis tan poca suerte como yo, no os funcionará porque el controlador de la tarjeta gráfica no tendrá soporte los efectos visuales, con lo cual tendréis que ir al paso 2. Si por el contrario os funcionan los efectos visuales, podréis saltaros el siguiente paso y seguramente no se os escojonará todo el entorno como me pasó a mí.

2.- Es probable que haya un controlador para la tarjeta gráfica que tengas. El mío estaba en el menú Sistema > Administración > Gestor de controladores restringidos. Ahí activé el "Controlador para tarjetas gráficas ATI", que me instaló el driver y me hizo reiniciar.

Una vez reiniciado, empezaron los problemas. Por ejemplo no podía mover las ventanas y me aparecían sin barra de título ni botones para maximizar, minimizar, etc. La verdad es que siguiendo varios artículos por Internet me puse incluso a modificar el fichero de configuración con un editor de texto. No lo recomiendo a nadie: me quedé sin entorno gráfico varias veces y tuve que editarlo desde la consola. No sé cómo al final me volvió a funcionar de nuevo, cuando ya pensaba que tendría que reinstalar Linux. De todas formas, al final del artículo dejo un listado de algunos enlaces que visité por si llegáis a una situación tan desesperada como la mía.

Después de mucho trastear, me di cuenta de que no tenía instalado Emerald (el decorador de ventanas), así que lo instalé a través del menú Sistema > Administración > Gestor de paquetes Synaptic. Entonces, después de reiniciar, me di cuenta de que al maximizar las ventanas (pulsando el botón derecho sobre su icono en la barra de aplicaciones abiertas), aparecía barra de título y además tenía como textura, pero en el momento que la restauraba, desaparecía no sólo la barra de título, sino también la de los "menuses".

Ya estaba bastante desesperado, es difícil describirlo en unas pocas líneas, pero después de varias jornadas por fin vi la luz: Siguiendo un artículo que no había comprendido hasta ese momento, entré en Sistema > Preferencias > Advanced Desktop Effects Settings. Resulta que en la categoría "Effects" había un elemento llamado "decoración de ventanas". Lo activé y tras salir, me encontré que las ventanas tenían título, botones de maximizar y cerrar, etc.

Te cagas. Al descubrir esto, vuelvo a entrar en la misma herramienta de configuración y descubro, con increíble sorpresa, que "Mover ventanas" también es un efecto. Lo activo y ya puedo moverlas pulsando en la barra o con alt + click. Alucinando, voy a ver si encuentro el efecto de cambiar de tamaño...

¡Joder! ¡Si están todos! ¡Todos son efectos!:
Effects - decoración de ventanas
Effects - minimizar efecto
Uncategorized - cambiar tamaño de ventana
Window management - mover ventana
Window management - snapping windows (bordes "imantados")

Y también resulta que las ventanas llevan título al activar el efecto "decoración de ventanas", lo que ocurre es que la barra de título aparece debajo de la barra de menús de gnome, y como no tenía activado los efectos adecuados, no podía mover las ventanas ni hacer nada.

En conclusión, me parece que configurar este gestor de ventanas puede ser muy complejo para alguien que no se maneje muy bien con los ordenadores (o que tenga poca suerte como tuve yo). Si de repente el entorno aparece vacío, sin siquiera los menús y con el fondo negro, como experimenté con cara de gilipollas, a más de uno le darían las siete cagaleras y renegaría de Linux, no sin cierta razón.

El mayor problema que vi, que me despistó por completo, es que todas las acciones con las ventanas sean efectos y que no vengan activados por defecto las acciones que de toda la vida se utilizan: mover, minimizar, cambiar de tamaño, la barra de título... Comprendo que, por ejemplo, mostrar una ventana con aspecto "elástico" sea un efecto especial, pero desactivar todas las acciones me parece que puede confundir a mucha gente.

Dejo una serie de enlaces por si os sirven para casos de desesperación:

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